Por desgracia el tema de la muerte está presente en nuestra sociedad, seguramente nuestros hijos hayan perdido alguna mascota, conozcan a alguien que haya fallecido o hayan hablado con algún compañero del fallecimiento de algún familiar cercano, por ello es un tema que hay que tratar aunque a veces nos cueste ya que tarde o temprano se tienen que enfrentar a ello.
Evidentemente esto no ayudará a aliviar el sufrimiento del niño pero si le ayudará a estar preparado cuando llegue el momento. El niño que ha podido hablar y hacer preguntas a sus padres, que les ha podido expresar sus sentimientos y sus miedos, se encontrará en un mejor clima comunicativo donde poder compartir las emociones cuando se trate de una persona cercana.
- La comunicación del fallecimiento ha de hacerlo un progenitor o por el contrario alguien con una fuerte vinculación con el niño.
- Se debe realizar en un lugar tranquilo, acogedor y cálido para el niño
- La noticia se debe comunicar con palabras sencillas fácil de entender y con un tono cálido.
- Los adultos no deben tener miedo de utilizar la palabra «muerto” o decir «ha muerto”. Con pocas palabras, pero comprensibles, los padres deben explicar que ha pasado algo muy, muy, muy triste.
- Los adultos le darán un tiempo al niño para que puedan realizarle las preguntas que consideren, se deben dar respuestas sinceras y honestas, aportando las aclaraciones necesarias, pero, al mismo tiempo, no dándole más información de la que puede asimilar.
ES IMPORTANTE que durante todo el tiempo, los padres o adultos estén al lado del niño y le acompañen, no lo dejarán solo y aceptarán todas las reacciones sin juzgar.
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